“Así como hay un arte de bien hablar, existe un arte de bien escuchar”
-Epicteto-
Todos necesitamos, en algún momento de nuestras vidas, ser escuchados. No hay sensación más liberadora que la de saberse escuchado y comprendido.
La naturaleza nos ha dado la facultad de oír, pero la capacidad de escuchar es necesario cultivarla. Escuchar es más que oír, es poner los sentidos, la atención y nuestro tiempo a disposición del otro. Es acercarnos a esa persona con interés genuino, con la buena voluntad de querer comprender su mundo, de adentrarnos en él y en sus zonas más íntimas y personales, con respeto y aceptación.
Escuchar implica oír con delicadeza y atención, manifestando cercanía e interés, para poder comprender las razones del otro. A través de la escucha reconocemos la alteridad, aceptamos la diferencia, validamos al interlocutor; y con ello, la persona escuchada se reconoce, se acepta y se valida a sí misma.
Escuchar no es fácil, es una habilidad y un arte que se pueden desarrollar; es un acto de confianza mutua, un lazo que nos une a los demás Es el arte de conectar, de promover una relación rica y saludable, de entender significados. El arte de escuchar exige tiempo, las palabras adecuadas, el tono correcto; y el momento y el lugar más propicios.
Escuchar es también un gesto de hospitalidad, acogemos generosamente al otro con nuestra escucha, le mostramos nuestra actitud empática, le cedemos un espacio en nuestra mente; le abrimos una puerta a un nuevo territorio para transitar por caminos que le son propios aunque desconocidos.
Escuchar, además, es beneficioso para quien necesita ser escuchado y para quien escucha. La escucha libera, a quien habla, de sus ataduras de aislamiento y soledad, valida su experiencia, reconoce su individualidad y le otorga su lugar en el mundo. Y quien escucha profundiza en los principios morales de la solidaridad, ayudando a quien lo necesita y enriqueciendo su propia vida.
La escucha es una expresión de apoyo, amable y cordial, dirigida a otra persona; es un don y un regalo a la vez.
Tantas cualidades valiosas reúne la escucha, que podemos ofrecerla como un regalo perfecto. Un regalo útil y efectivo, universal. Un regalo cálido y respetuoso, infalible.
Cuando quieras sorprender con un regalo perfecto, regala tu escucha y sorprenderás.
Mar Rodríguez Díaz. Voluntaria del Teléfono de la Esperanza de Asturias