Las personas tenemos conflcitos con nosotras mismas y con otras personas.
Es una experiencia común tener, de vez en cuando dificultades en nuestras relaciones, ya sean familiares, de pareja o con amistades. Hablamos de dificultades ordinarias que no ponen en riesgo nuestra vida o nuestra integridad física o psíquica. Aquí te dejamos unos pocos consejos que pueden resultar útiles para superar la crisis y retomar eso que siempre os mantiene en unión.
No siempre el conflicto se perpetúa por “el otro o la otra”. A veces contribuimos a sostenerlo, nos quedamos enganchados al malestar que ha generado el conflicto. He aquí algunas recetas para "soltar resentimientos".
Tolerancia conductual
- Cuando te relaciones con la otra persona olvídate de tus deseos de que cambie de comportamiento.
- Aprende a tolerar tu propia decepción -es solo tuya- de que no sea siempre como tú quieres.
Date cuenta de que la relación no está bien
- Cuando uno o ambos dejan de estar bien en una relación, se produce un mayor distanciamiento, conflictividad e infelicidad. Ser consciente de que se ha producido un distanciamiento permite comprender las conductas de la otra parte en la relación y actuar a partir de lo que hay.
- Para acercarte a alguien, ocúpate primero de vivir tu vida. Si tú estás bien, el otro estará bien.
- Si te obsesionas por la otra persona, tú no estarás bien y la otra parte de la relación tampoco.
- Para que mejore el conflicto en una relación una de las dos personas tiene que estar bien.
Suelta el sufrimiento y ocúpate de tu propia vida
- Esos comportamientos que te exasperan en la otra persona, tienen sentido para esa persona según su historia y su vida. Es así.
- Intenta comprender el significado profundo que tiene ese comportamiento.
- Valida la experiencia de la otra persona. Eso no significa que estés de acuerdo, pero no puedes negar lo que vive otra persona.
Y cada mañana, pon el contador a cero. Si acumulas resentimientos un día tras otro todo irá a peor.