La falta de confianza en nosotros mismos es posiblemente la emoción más frágil y desmotivante que podamos sentir. La vida siempre nos pone a prueba en pequeños y grandes escenarios, nuestro día a día está repleto de momentos en los que se nos obliga a actuar y, donde nosotros mismos, deseamos dejar constancia de lo que queremos y a lo que aspiramos.
Y de forma paralela a esa confianza va nuestra autoestima, es decir, la actitud que mantenemos hacia nosotros mismos. La forma de pensar, actuar y sentir hacia nosotros y que influye directamente en cómo nos relacionamos también con los demás. Una baja autoestima traerá consigo dificultades para asumir riesgos y tomar decisiones, además de afectar negativamente a nuestras relaciones familiares, sociales y de pareja, a nuestro desempeño personal y profesional, y sobre todo a nuestra sensación interna de bienestar. Un nivel alto de autoestima proporciona confianza en uno mismo y en las habilidades que se disponen para resolver situaciones.
“La autoestima y la confianza no vienen de tener siempre la razón, sino de no tener miedo a equivocarse”.
Pensemos durante un momento en alguna de esas cosas que implican confianza personal y que son tan decisivas en nuestra existencia:
Afrontar una entrevista de trabajo, lograr esa meta que tenemos en mente y donde aglutinamos la mayoría de nuestros sueños, decidirnos a dar ese primer paso ante la persona que nos atrae, resolver conflictos con otras personas de nuestro entorno, atrevernos simplemente a decir en voz alta aquello que sentimos y pensamos… son situaciones realmente importantes en nuestro desarrollo personal y social, en las que es básico ese pilar llamado autoconfianza.
Acceder a ella, conocerla y potenciarla requiere de una serie de pasos de los que debemos empezar a ser conscientes. Algunos de ellos son:
- Cambiar los pensamientos negativos por positivos. Sustituir las frases " yo no puedo" "yo no me lo merezco...", por otras como "lo voy a intentar..." ," o "me merezco lo mejor..." practicando ese cambio muchas veces, se vuelve algo automático.
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- Descubre quien eres y lo que quieres. ¿Sabes realmente lo que quieres? Si lo sabes… ¿Por qué no vas a por ello?, aunque requiera algo de esfuerzo, el simple de hecho avanzar paso a paso va a conseguir que nos sintamos mejor.
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- Ser consciente de los éxitos conseguidos. Todos hemos logrado cosas en algún momento de nuestras vidas, y ello nos debe valer para demostrarnos que somos capaces. ¿Si lo conseguimos una vez, por qué no podemos conseguirlo de nuevo?
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- No te compares. Nunca. No pongas a los demás como referencia ni tengas en cuenta lo que los demás piensen de ti. Sé tú mismo.
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- Esfuérzate para mejorar. La superación personal es un camino que se teje día tras día con el único propósito de hacernos sentir mejor y vernos a nosotros mismos como personas capaces de alcanzar las metas que nos propongamos. Vale la pena intentarlo.
Una buena dosis de autoestima es uno de los recursos más valiosos de los que se puede disponer para llegar a ser feliz. Merece la pena esforzarse por adquirir nuevos recursos y fortalecer los existentes para ponerlos en práctica en la vida diaria. El fortalecimiento de la autoestima es una responsabilidad individual, un esfuerzo, una lucha personal y constante que se extiende a lo largo de la vida y que repercute en todas sus facetas.
Camino Álvarez, vicepresidenta del Teléfono de la Esperanza en Asturias